Desde sus humildes comienzos, la panadería Crosta de Zalla se ha convertido en un símbolo de excelencia y tradición en nuestro entorno. Sus productos, elaborados con ingredientes de la más alta calidad y un inquebrantable compromiso con la frescura, han conquistado los corazones y paladares de muchos y su compromiso a utilizar ingredientes locales y sostenibles, no solo respalda a los productores locales, sino que también garantiza productos frescos y saludables.
En el Restaurante Artagan y el Hotel Carlton, consideramos a la panadería Crosta, como un socio esencial en nuestro día a día. Su pan complementa perfectamente nuestra oferta gastronómica, elevando la experiencia de nuestros clientes. La consistencia y excelencia de sus productos refuerzan nuestro compromiso a la hora de brindar lo mejor a nuestros clientes.
En el Hotel Carlton, compartimos su visión a la hora de promover la sostenibilidad y apoyar a nuestra comunidad local y trabajamos estrechamente para crear nuevos productos, para poder así mantener nuestra oferta fresca y emocionante.
En resumen, la panadería Crosta, es más que un proveedor; es una extensión de nuestra filosofía y compromiso con la excelencia. Su dedicación y pasión por el buen pan reflejan nuestros propios valores y misión de ofrecer una experiencia gastronómica inigualable.
¿Cómo y cuándo comenzó Crosta?
Crosta comenzó en el año 2010. Se quería crear un producto 100% artesano, con materias primas de calidad, masas madres y largos procesos de fermentación. Además, Roberto forma parte de la cuarta generación de una familia de panaderos.
¿Cuáles fueron los principales desafíos al comenzar?
El principal desafío fue el de llegar a la ciudad con panes totalmente distintos en tamaño, sabor, color, corteza gruesa; fue difícil el cambio, pero poco a poco nos dimos cuenta de que el País Vasco es una potencia rica a nivel gastronómico, y ahí es donde empezamos a introducir nuestro producto y nos empezamos a dar a conocer como “Crosta”. Saltamos a la ciudad de la mano de Enkartur, que montó una tienda de productos de las Encartaciones, de la cual ha derivado la tienda de Crosta, ahora propiedad nuestra.
¿Cuáles son sus planes futuros para la panadería?
A nivel nutricional, nuestra intención es la de mejorar algunos de nuestros panes, analizándolos, para que nuestros clientes sepan de verdad lo que están comiendo.
El futuro de la panadería ahora es complicado, cada día nos encontramos con más problemas, ya no hay personal cualificado, no tenemos escuelas donde formar a la gente y hay pocas ayudas económicas; seguimos con un producto hecho totalmente a mano, el cual requiere mucho esfuerzo y dedicación. No obstante, tratamos siempre de introducir nuevos productos y no descartamos abrir otro punto de venta.
¿Cómo garantizáis la calidad y frescura de vuestros productos?
Mediante analíticas, para poder demostrar que el producto que vendemos es de calidad ya que creemos que es importante que la gente no se sienta engañada. Por otro lado, la frescura la conseguimos utilizando masa madre, buenas materias primas y procesos lentos. Esos procesos conllevan fermentaciones de más de 18 horas, llegando hasta 48 o 72 horas, dependiendo el caso.
¿Qué medidas de sostenibilidad han implementado?
Utilizamos exclusivamente materias primas de km 0, de cercanía, ecológicas y reciclamos todo el sobrante, incluido cartones, restos d materias, etc.